Base bíblica:( Ruth 1:14)“Y Orfa besó a su suegra, más Rut se quedó con ella.

¿Quién querría tener
a su suegra cerca? Sólo Ruth, una Joven
recientemente enviudada que insistió en quedarse
con Noemí su suegra aún cuando no había razón
para hacerlo. ¿Raro, no?. Tan resuelta estaba que
hasta declaró que lo único que podía separarla de
ella era la misma muerte. Anteriormente Noemí
había sido una mujer alegre y Jovial, hasta la
muerte de su marido y sus dos hijos; hecho que
cambió por completo su vida y su nombre. Se dijo
así misma y a los demás: “No me llameís Noemí sino llamadme Mara porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso (Ruth 1:20). Amarga
era su nuevo nombre, una mujer amargada. Eso era
en lo que se había convertido ahora.¿Qué recompensa habría acaso en seguir a una mujer
así, amargada, viuda, pobre, sin hijos y sin un
lugar? ¿Estaría acaso siguiendo Ruth a Noemí de
balde sólo por compasión? Debía, sin duda de
haber algo de especial en Noemí que la hacía a
Ruth persistir. Mientras Ruth se convertía de los
ídolos al verdadero Dios; Noemí hacía de la
amargura su ídolo. Pensaba en amargo, hablaba lo
amargo. No habría sido fácil para Ruth lidiar con la
pobre anciana y estar cerca de ella sin dejarse
llevar de su amargura. Sus dichos sabían amargos,
pero tenían algo de bueno, el bienestar de Ruth. El
secreto estaba en que Noemí había bregado por un
mejor destino para su nuera un nuevo hogar y una
nueva vida para ella lo que hacía que a Ruth está le
fuera muy preciada.

Hay personas en la vida que al
igual que Noemí han sido abatidas por el dolor y
aunque lejos aquí de justificarlas, sus dichos son
como golpes amargos, sin tacto, ásperos, para
nada agradables, pero necesarios. Aun asíl,Ruth no se alejó de Noemí teniendo motivos para hacerlo.

Rut no conocía a Dios, ni mucho menos
sabía de costumbres judías, pero había una verdad
implícita en su corazón:

Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás; y si
entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a
ellos. (Jeremías 15:19)
Lo malo no siempre puede que sea en estar cerca
de una Mara, sino en convertirte en una de ella. Lo
malo no siempre está en escucharla sino en no
poder entresacar lo precioso de ella.