Mi nombre es Juan Pablo Laruccia, nací el 16 de diciembre de 1976. Trabajo bajo relación de dependencia… Estoy en el equipo de pastores del Centro Cristiano Dios es mi fuerza, en Villa Rosa, partido Del Pilar. Empecé a asistir a ese lugar desde mis 16 años aproximadamente. Mi madre empezó a congregarse primero junto con mi hermana cuando llegamos y nos pudimos instalar como familia, en un barrio perteneciente a dicha ciudad. 

Mientras acompañaba a mi madre hasta la puerta de la iglesia, yo empecé a conocer algunos jóvenes de la congregación donde ellos,  junto al presidente de jóvenes de aquel entonces, me invitaron a jugar al fútbol; y de a poco me fui involucrando con ellos…Empecé a congregarme, y luego a trabajar para el Señor. No me importaba en dónde, yo quería estar…sin saber el motivo de la necesidad que tenía por Dios. De a poco El se fue revelando a mi vida, sacando  rencores y heridas en mi corazón (por la ausencia de mi padre, a muy temprana edad). 

Hoy a mis 47 años con una hermosa familia en Dios, con mi esposa Laura y nuestro hijo Valentino, podemos decir que Dios ha sido y seguirá siendo fiel. Junto con mi esposa trabajamos en el área de la música, y yo en el departamento de varones en el ministerio. 

El Centro Cristiano Dios es mi fuerza (CCDEMF) es el lugar donde Dios me ha puesto y bendecido mucho con amigos, hermanos en la fe, y con unos padres espirituales: Ana y Alberto (apóstoles del lugar) que han y siguen edificado mi vida; no solo con sus palabras sino también con su estilo de vida en la palabra de Dios. 

Dios es todo para mí. Sin El yo no estaría en donde estoy, ni disfrutaría de las cosas maravillosas de la vida. El poder levantarme todos los días es una bendición, y saber que mi familia está en las manos de Dios mucho más. Servirlo todos los días de mi vida es un privilegio para mí, y también fortalece mi vida en los momentos difíciles. Siempre su palabra me alienta con este pasaje, Isaías 41:10  «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia». Tenemos en Dios unas promesas maravillosas, que El está con nosotros, no importa quién te haya dejado o abandonado. En los momentos de temor, debilidad El no dice que no vamos a tener temor o no vamos a tener debilidades, El dice que aún en esas situaciones está con nosotros para extendernos la mano y sacarnos de ahí; y en los momentos de escasez, para darnos mucha más abundante de lo que pedimos o entendemos. 

Entregarle mi vida a Dios, fue una de las decisiones más importantes que hice. Él fue el que me dió un propósito para vivir, El es el que guía mi camino, todo se lo debo a El. Por eso, todo aquel que se acerca a Dios con fe, El no lo echa fuera.